Por allá a mediados de los 90, con la llegada de las tarjetas de video SVGA y sistemas más potentes, con coprocesador matemático, empezaron a aparecer juegos que aprovecharían estos recursos al máximo. La tridimensionalidad era real, gracias a juegos como Doom o Heretic, y había llegado para quedarse, con gráficas realistas a un nivel nunca antes visto.
Uno de esos juegos fue Terminal Velocity, donde controlabas una nave espacial que debía viajar por planetas totalmente tridimensionales, alcanzar objetivos y destruirlos. Una premisa simple, pero que en ocasiones era brutalmente difícil, sobre todo cuando tenías a un ejército literal de naves enemigas intentando destruirte.
Lo que hacía a Terminal Velocity un juego muy interesante es que sus mundos no estaban limitados a un plano pequeño como Descent; los planetas en Terminal Velocity eran grandes y abiertos. Tú podías decidir si te dirigirías a destruir tu objetivo de inmediato o si te irías a recorrer el planeta asignado hasta encontrar alguna cosa interesante primero. Esto no significa que el combate y movimiento serían siempre en planos abiertos; frecuentemente te encontrarías con túneles que, al atravesarlos, te llevarían a otro punto del planeta que estabas visitando... o te llevarían a una base subterránea... o a una batalla contra un jefe.
Los planetas estaban llenos de detalles. |
Visualmente las gráficas eran una delicia. Hoy en día se ven cuadriculadas y añejas, pero en su momento estas imágenes eran el epítome de fidelidad visual. Sin contar los powerups que eran un simple sprite animado, tanto el terreno como los enemigos y los objetivos eran tridimensionales (apoyados, por supuesto, por el uso correcto de texturas en el terreno).
En cuanto al audio éste no era el de mayor fidelidad, y la música a veces distraía más que lo que te acompañaba. Sin embargo, el audio FX era lo suficientemente bueno para meterte en tu misión y sentirte como si de verdad hubieses estado manejando una nave espacial que, si bien partía con una sola arma, terminaría armada hasta los dientes al aproximarse al último mundo.
¿Rejugabilidad? Sí. Si quieres conseguirlo todo, tendrás que conocer los planetas bien, y eso requiere mucha exploración. Si bien la jugabilidad tiende a volverse monótona tras una hora de juego, hay muchos túneles secretos con armas, afterburners y bonificaciones esperando a que alguien los encuentre.
Al poco tiempo después de que este juego saliese a la venta, Microsoft sacó otro juego muy similar que de hecho usaba el mismo motor por lo que ambos se veían casi idénticos: Microsoft Fury3 para Windows 95 compartía casi todo lo que menciono en esta review, excepto por supuesto los requisitos de sistema y que, a diferencia de Terminal Velocity que se puede encontrar en GoG, Fury3 se perdió en el tiempo y no se puede comprar salvo que sea en algún sitio de reventas tipo ebay. Algo muy inusual, porque Microsoft Fury 3 fue un juego importantísimo para Microsoft, que ayudó a esta empresa a vender Windows 95 como un sistema operativo adecuado para jugar, detalle del que hablé en mi ensayo sobre la historia de dicho SO.
Volviendo a Terminal Velocity, el juego es excelente. Sí se vuelve monótono, y en algunos lados es extremadamente difícil, pero es uno de esos juegos a los que sí les recomiendo darles un ojo si tienes la oportunidad.
- Procesador 80486DX o superior
- 4 MB de RAM
- 40 MB de disco duro
Las especificaciones recomendadas de sistema doblaban la memoria.
- Procesador 80486DX2/66
- 8 MB de RAM
- Video VGA o SVGA de bus local
- Tarjeta de sonido.
Terminal Velocity tenía soporte para los joysticks Gravis GamePad, y para las tarjetas de sonido Sound Blaster de Creative Labs, Pro Audio Spectrum, Gravis UltraSound y Aria (de Sierra).
Este juego se puede encontrar a $6 en GoG. Vale la pena.
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