30/06/2024

Regresando a Linux en 2024

Screenshot de Linux Mint + Cinnamon ejecutando cool-retro-term. La terminal está hecha para verse como una terminal genérica del juego Fallout 3.

 

A finales del 2020 escribí una entrada en este blog, que era una versión actualizada a una pregunta que había respondido en Quora antes que se volviera un sitio lleno de respuestas automatizadas, "¿Cuál es el motivo por el que no usas Linux?". En ese sitio detallé parte de mi historia con dicho SO y critiqué dramas con drivers y a sus usuarios y el cómo los usuarios de Linux no son capaces de aceptar críticas, ni siquiera las constructivas. Terminé dicho post diciendo "Por el puro hecho de usar Facebook o Google ya hace rato que [...] las grandes empresas hace rato que lo saben todo acerca tuyo". 

Puedo decir que si bien en espíritu sigo pensando que lo que dije es cierto, el entorno ha cambiado. En estos últimos dos años Windows ha empeorecido notablemente, con un Microsoft que sigue impulsando su módulo de inteligencia artificial (copilot). Ha llegado a tanto que Microsoft pretendía instaurar un sistema donde su AI sacaría un pantallazo de tu PC cada 3 o 5 segundos para analizarlo y ver qué estás haciendo, donde si querías que no te espiara debías sí o sí usar el navegador Edge. Cuando la gente se quejó intentaron decir "¡Todo es local! ¡Tus datos no están siendo enviados a Microsoft!".

jajajajajaj sí claro

A lo que voy es que usar Windows se ha ido volviendo más y más molesto y llega un punto donde hasta el más despreocupado dice "igual es como mucho". Estar en Windows 10 tampoco es solaz; la publicidad para sugerirte Windows 11 con cada actualización o los intentos de engañarte (en una ocasión me agarraron metiendo el "actualizar a Windows" en medio de otros updates) han llegado a un punto desgraciado. 

Sin embargo, como dije en esa entrada, está la pregunta de qué pasará con los programas que uso como parte de mi fuente laboral. Qué pasará con lo que necesito hacer que Linux no me es útil. Qué pasará con los drivers. 

Tenía el bichito de probar Linux de nuevo, así que decidí hacerlo en mi notebook. Originalmente mi idea era simplemente sacarme el bicho de la cabeza y volver a Windows tras un mes. Eso... no es lo que ocurrió.

 

1. Eligiendo la distro e instalando lo básico

Si bien por muchos años Debian fue mi distro favorita, decidí buscar algo más actualizado. Al final me decanté por mi segunda distro favorita en su momento, Linux Mint. Me descargué la versión más actual a la fecha, la 21.3 con el escritorio MATE. Sé que Cinnamon ha crecido mucho, pero a Cinnamon le veo el mismo drama que al GNOME moderno: No es muy personalizable. 

(No tomé la versión Edge, tomé la versión normal).

La instalación fue normal. No hubo ninguna sorpresa. Me detectó correctamente los drivers, instaló sin ninguna queja. Sin embargo había un drama que no noté durante mi uso en el LiveDVD: El botón secundario del touchpad no funcionaba. No podía hacer clic derecho 

Lo único que tuve que hacer fue buscar el driver de synaptics e instalarlo; aprendí que Linux usaba un driver genérico para los touchpad de notebook que no funcionaba bien todo el tiempo.

Aparte a eso, ningún drama de hardware. Todo funcionando correctamente.


 

2. Instalando software

De nuevo, no tuve ningún drama. Sí tuve que adaptarme al nuevo comando de instalación, ya no era "apt-get install programa", ahora es "apt install programa". Pero esos son detalles que no tienen mucha injerencia en nada. Entre apt y synaptic instalé varios programas que siempre uso en Linux. Después de bajar 86Box para Linux (así podría seguir jugando mis jueguitos de MS-DOS o Windows 95), decidí empezar a probar más cosas. Instalé Steam e instalé algunos juegos. Todo funcionaba excelente y, me animaría a decir, incluso ligeramente mejor que en Windows. También instalé VirtualBox e importé la máquina virtual de Windows 2000 que tenía de antes.


 

3. WINE

Cuando todo estaba funcionando bien, decidí probar lo más difícil: Wine y mis programas de uso regular bajo Windows. A decir verdad, después de pensarlo bien, lo único que de verdad me interesaba era que Clip Studio Paint corriera bajo Linux. 

Instalé Wine, bajé CSP 2 y lo instalé. 

No funcionó. 

Abrí la configuración de Wine, le ordené que la compatibilidad fuese con Windows 8.1. Corrí CSP 2 de nuevo. 

Pantallazo de Clip Studio Paint corriendo bajo Linux.

Funcionó inmediatamente. Todo funcionó excelente. Decidí conectar mi tablet (que usualmente está conectada a mi PC de escritorio). Mi tablet es una Cintiq 13HD. Todo anduvo bien excepto por las coordenadas: No sólo estaban mal configuradas; la tablet insistía que en vez del área de la tablet yo quería interactuar con el escritorio completo (todas las pantallas). Instalé los programas para configurar la tablet. No sólo descubrí que tienes que reconfigurar a mano la tablet cada vez que la reconectas; los puntos de coordenada no tienen sentido. En vez de decir, por ejemplo, "quiero que la tablet use el área entre los pixeles 1920,0 y 3860, 1080", tienes que usar valores como 32768, 0, 500, 5000. Y así nunca pude configurar la tablet correctamente. 

Reconozco que estaba picado. Decidí no remover Linux de mi notebook aún; después de todo, mi estación de trabajo es mi PC de escritorio. En cierto punto decidí probar KDE Plasma. Cuando KDE sacó la versión 4.0 en su momento no me gustó. No tenía idea qué me esperaba. 

4. KDE

Applet del panel de control de KDE mostrando la selección de colores (después de instalar algunos cuantos adicionales)

Lo que me encontré fue una sorpresa mayúscula, una sorpresa positiva: KDE Plasma no sólo podía configurarse al detalle fácilmente; sus applets en el panel de configuración podían bajarte temas directamente desde kde-look, y la configuración de todo se sentía muchísimo más didáctica y fácil sin perder la finura. 

Aprendí que hay un módulo para configurar la tablet Wacom en el panel de control de KDE. Decidí darle una oportunidad. 

Todo funcionó perfecto. Ningún drama de nada. Cinco minutos más tarde mi tablet estaba funcionando a la perfección, Clip Studio Paint andando a la perfección, y ya podía decir que todo andaba. Nada me amarraba a Windows ya. Si quiero cambiarme, estoy listo. 

Screenshot de dos pantallas, una ejecutando Clip Studio Paint y mostrando un dibujo a medio hacer, la otra mostrando el applet de configuración de Wacom en el panel de control de KDE.
Excepto por una sola aplicación: Music Maker. Es un programa de Magix (los mismos que tienen el control de Vegas Pro, la app de edición de video). Decidí darle una oportunidad. Lo instalé. 

Lento, muy lento. Una vez instalado tuve que reiniciar la aplicación varias veces. Pero cuando estuvo listo... funcionó casi bien. Perdí la opción de arrastrar (drag & drop) algunos componentes a mi línea de tiempo, pero todo lo demás funcionó. 


 

5. Pensamientos finales

Pantallazo de Magix MusicMaker corriendo bajo Linux.
No tengo mucho que agregar. Linux me ganó de vuelta. Y si bien no voy a mover mi PC de escritorio aún (por varias razones que explicaré en su momento), ya sé que Linux funciona y corre todo lo que necesito que corra. Linux Mint 21.3 + KDE Plasma es lo que necesito, lo que tengo en mi notebook y lo que funciona.

Microsoft, yo sé que a ti no te preocupa lo que diga un blogger random (¿Un blogger en 2024? ¿Qué clase de cápsula de tiempo es esta?) pero lo voy a decir igual: La razón por la que hay gente probando o volviendo a Linux es directamente lo que estás haciendo con tu SO. Y a diferencia del 2010, ahora existe youtube, existen los canales de informática enseñando cómo moverse, y qué esperar y qué no. Puede que Linux aún no sea un sistema para todo el mundo, pero se sigue acercando a pasos agigantados. Y cada vez que Microsoft te recuerda que tu PC no es tuyo, que es de ellos y que ellos te dan permiso para usarlo, es un paso más cerca a que el año de Linux en el escritorio, sí, ese meme del que todos se burlaban, llegue de verdad. 

Hay una última cosa que quiero mencionar antes de terminar el post porque no sé si hable de esto en un futuro. Linux alcanzó un punto de madurez donde finalmente differentes programadores están intentando establecer estándares entre sistemas de escritorio, que es la grandísima ventaja que Windows ha tenido hasta el momento cuando se trata de desarrollar aplicaciones. No sé cómo progrese todo, pero yo genuinamente creo que es una de las mejores cosas que puede ocurrir en el mundillo de Linux. Con sets de estándares bien definidos, portar programas será muchísimo más sencillo. Ya tenemos flatpak (algo de lo que puede que hable en un futuro) pero espero más.


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El autor


Soy htfcuddles (alguna vez conocido como DragonTrainer), un furry fan de la informática noventera que se gana la vida dibujando personajes peludos haciendo cosas que ustedes muy probablemente no deberían estar mirando.



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